jueves, 4 de noviembre de 2010

Veinte (y dos más dos).

Siempre he tenido especial interés por el número dos. Poco a poco he ido descubriendo, que la naturaleza humana está hecha para los números pares.
Tenemos dos piernas, dos manos, dos índices, dos ojos. Se necesitan dos para crear vida. El número dos acaba con la soledad de una habitación. Y hay que beber dos sorbos para comprobar que el primero fue real.
Cuatro brazos son imprescindibles para dar un único abrazo.
Las ocho de la tarde es una hora mágica. La ciudad nunca ha estado más viva.
Un beso lento al menos dura veinte y [dos] minutos.


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