Me gustaría estar ya en Gredos, alimentándome de aire puro. En la madrugada del día veintidós de abril, estaré viendo las Líridas ( si las nubes lo permiten ), envuelta en mantas y jerséis de lana. Ellas me acompañarán en mi camino a los veintiún años, y en mi huida al mundo. Que no tengo miedo, que ayer la lluvia empapaba mis pestañas, que hace mucho que salieron mis alas.
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