"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja."
Cuando leía este fragmento comenzó a llover sobre aquel mar revuelto y color gris acuarela. Echaré de menos correr por el puerto no pasadas las ocho de la mañana y escuchar las olas mientras Cortázar me descubre el hot jazz de la mano de Louis Armstrong.
Quizás una de las opciones erótico-musicales más adecuadas para una noche de lluvia y vino sea Marlango, pero os puedo asegurar que los Kills alcanzan un éxtasis bastante parecido cuando conduces por la A7 mientras la luna llena deja su estela en el mar que bordea la carretera.
No hay aventura al final, así que me voy con mi bicicleta, mi acústica, mi cámara y con mi Rayuela.
A desconectar.
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