Cincuenta y cuatro.
Es irónico. El día que comienza la primavera, yo me paso toda la tarde escribiendo sobre una playa en invierno. Hace unos días, planteé un pequeño proyecto literario a un amigo mío, y aceptó sin pensarlo. No se me ocurre nadie mejor para escribir esta idea conmigo. Después de comer, cogí mi taza de té, encendí el ordenador y comencé a crear. Podría continuar el resto de la tarde y toda la noche, pero he decidido no extenderme más. Las pequeñas intensas cantidades son las que saben mejor. Y ahora, voy a comprar flores. Que pasen buen día, personas bonitas del mundo*
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