Cincuenta y tres.
Hace tiempo, alguien me dijo que algunas personas se alejan de mí porque tienen miedo de entrar en mi infinito. Que mi mundo interior es tan grande y descomunal que podrían perderse en mí. He recordado este hecho por el fenómeno de la súper Luna llena que se dio anoche. Es tan bonito poder darse cuenta y disfrutar de esos momentos que nos deja el mundo. Y no tener miedo de mirar la Luna, aunque guíe las mareas. Sólo soy una persona más en la Tierra, de metro sesenta y cinco y ojos oscuros. No soy la puerta hacia lo desconocido, o tal vez sí.
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