jueves, 10 de marzo de 2011

Cuarenta y nueve.

Pero mientras nos limitemos a los libros, aunque sean los más selectos y clásicos, y leamos sólo ciertas lenguas escritas, que en sí mismas son dialectales y provincianas, estamos en peligro de olvidar la lengua que todas las cosas y acontecimientos hablan sin metáfora, la única que es abundante y modélica. Se publica mucho, pero se imprime poco. Los rayos que penetran por el postigo no se recordarán cuando el postigo esté completamente abierto. Ningún método ni disciplina pueden suplir la necesidad de estar siempre alerta. ¿Qué es un curso de historia, filosofía o poesía, por bien elegido que esté, o la mejor compañía, o la más admirable rutina de vida, comparados con la disciplina de mirar siempre lo que hay que ver? ¿Serás sólo un lector, un estudiante o un visionario? Lee tu hado, mira lo que hay frente a ti y camina hacia el futuro.

Una de las sensaciones más especiales del mundo es leer del pensamiento de otro lo que ha pasado por tu mente tantas veces. Interiorizar las palabras, que por otra parte, ya son tuyas. No tener que explicar. Limitarte a comprender.

Fotografía: Meridiano 0º 0' 0"

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