martes, 23 de octubre de 2012
#11
Después de millones y millones de sonrisas e ideas ingeniosas con mis amigos, salimos del bar a la hora del cierre. Antón Martín aparecía entonces como un lugar raro y especial. Él me cogía de la mano y me invadía con su característica ola de otoño. Nos dirigimos hacia Sol, y una tormenta, de esas que sólo pasan en los mejores momentos, empezó a empapar nuestro paseo. Entonces comencé a cantar bajo la lluvia, claro que sí, porque estaba allí y porque Gran Vía se había convertido en un río de caudal ancho, y el metro, en corrientes subterráneas. Los taxis flotaban siguiendo el brillo de los semáforos, que pronto adoptaron el papel de faros para alumbrar nuestro camino a casa. Llovían océanos en vez de lluvia, y nosotros estábamos calados. Lo quisimos así. Para los magos no existen los paraguas, podrían atraer truenos y rayos. Hay demasiada electricidad entre los dos. Por fin abrimos la puerta, nos miramos al espejo y volvimos a reír. Estrujamos los pantalones y vaciamos los zapatos. Y una frase apagó la luz bajo el edredón: Descansa, invierno*
First Aid Kit – Winter Is All Over You
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Podemos electrocutar las nubes. Y que nos lluevan.
ResponderEliminarDescansa invierno*