martes, 24 de enero de 2012

Noventa y cinco.

Por si algún día te cansas y prefieres huir.

No tengas miedo. Precisamente hoy me he dado cuenta que mis músculos han comenzado a atrofiarse, porque hace tiempo que no los muevo en el aire, con la quietud del invierno y la suavidad del agua al fluir por espacios irreales. Como una droga que afecta a mi sistema nervioso y me transporta hacia el vacío, el vacío magnético del espacio exterior de tus dudas. Me tumbo en la cama y mis manos comienzan a flotar, no pesan, se ha acabado la gravedad en mi mundo. Mis planetas están a punto de colisionar con tus labios en forma de corazón. Ya vi la simetría de tus facciones, y ahora ese es mi único faro. Pero una así yo te pinto alas, por si algún día te cansas y prefieres huir.

Ilustración: Paula Bonet.

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